Algún día se contará la historia veraz y exacta de las confusas, tristes y sorprendentes negociaciones sostenidas con el Gobierno para la reinstauración de la Generalitat de Catalunya. Han sido unas negociaciones en que los partidos —empezando por algunos partidos catalanes- han chupada rueda, y permitannos el símil ciclista, tras la iniciativa sostenida por el señor Suárez, que al final va a lograr que la cuestión catalana derive hacia cauces de tensión que alcanzarán incluso a muchas organizaciones catalanas que ya empiezan a enfrentarse por causa de la malhadada forma con que se ha llevado este negocio.
Porque este negocio se ha complicado todo lo posible. Frente a un pueblo catalán que concedió a los partidos autonomistas una alta dosis de confianza, algunos parlamentaris y no pocas ambiciones personales, así como fatigas históricas, han logrado la maravilla de dejar en manos de Suárez y de la UCD un asunto cuyas riendas jamás debieran haber perdido organizaciones como el PSC, 0 Partido Socialista Catalán, cuya alianza con el PSOE, digamos de paso, vive una inocultable y latente crisis, en gran parte debida & esta endiablada cuestión del estatut y de la Generalitat.
Porque el pueblo catalán había pedido bien claramente el restablecimiento del estatuto de 1932 como punto de partida para considerar luego, ya en el marco constitucional —-—y no al revés, como pretende Martín Villa—, la total cuestión de la autonomía catalana. Y el estatuto del 32 equivale al restablecimiento de la Generalitat con todo su alcance y todas consecuencias.
Puesbien, eso es lo que no acabamos de ver claro que“vaya a suCeder. Se dice que para el próximo Consejo de Ministros habrá anuncio importante acerca del problema. Pero una sospecha que el Gobierno se va a limitar a restaurar una Generalitat formal, bajo la bandera del señor Tarradellas, con poca sustancia verdadera. Tanto se teme esto en Cataluña que varias organizaciones políticas han convocado a la calle para que se manifieste masivamente el 1 1 de septiembre en solicitud de que el restablecimiento de la Generalitat equivalga a algo más que elevar una nueva fachada d_el continuismo político, fachada tras la que los catalanes se enzarzarían en una batalla sin cuartel, con divisiones y violencias sensibles. Si se crea un foco de cierta irlandización en el Este de España, de ello habrá que responder en su dia el Gobierno y parte de quienes acudieron a negociar a Madrid una cuestión que jamás debiera haberse puesto bajo la iniciativa primera, y al parecer sostenida, de los diputados de la UCD. ¡Quién nos iba a decir que el pequeño Carlos Santis —persona de suaves maneras, educado y cordial, eso si, pero tan alejado de este horizonte autonomista hasta hace pocoiba a ser el introductor del señor Tarradellas en Madrid, mientras el señor Raventós, cabeza del partido más importante de Cataluña, se volvía loco entre París y Madrid sin saber muchas veces si al final de su viaje se iba a encontrar con su presidente o con el presidente de su presidente.
Si el Gobierno restablece urgentemente la Generalitat en el curso de este ya cálido agosto, ello querrá decir que sólo trata de yugular y convertir la jornada del 11 de septiembre en algo confuso ya, repleto de intentos de división y malograble, por tanto. Pero también cabe decir que ante una Generalitat restaurada con los cortos vuelos de una mancomunidad, el 11 de septiembre puede cobrar, por el contrario, una virulencia frente a la que no podrán nada, o podrán muy poco, el Gobierno de Madrid, los consejeros nombrados por el señor Tarradellas y el mismo honorable señor presidente de Catalunya, que ha caído en la tentación de nombramientos como el de Frederic Rehola como todopoderoso delegado suyo en el interior, cuando el señor Rahola no ha tenido el respaldo de las urnas y la via de la, representación presidencial debiera haberse mantenido por la vía que señalaba la consulta electoral. Para eso están ahí unos parlamentarios. El juego de la Generalitat lo está llevando mal hasta el sutil Jordi Pujol, que si ya no puede sustituir a Tarradellas en la alta magistratura que trata de aguarle el Gabinete de Madrid, si intenta la presidencia del Gobierno catalán, poltrona sobre la que Raventós tendrá que hacer difíciles ejercicios de sostenimiento.
¡Qué cantidad de errores se han acumulado en este camino hacia la autonomía catalana, tras tantos años de buena orientación y rentable resistencia popular frente al poder central!
A. A.—S.
Publicado en la revista Interviu el 16 de agosto de 1977
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