Soy la mujer más fiel del mundo



Jane Birkin Una ingle—
sita que triunfo en Fran-
cia de la mano de la
inolvidable “Blow—Up de Mi-
chelangelo Antonioni. La mu-
jer de Serge Gaisbourg y la
actriz de "Si Don Juan fuera
mujer" de Roger Vadin, don-
de compartió el rol estelar nada
menos que con el mito máxi-
mo. Brigitte Bardot. La cantan-
te de "Je t'aime, moi non plus",
la única canción erótica que ha
alcanzado verdadera difusión
mundial LIB two la suerte de -
hablar cOn ella a propósito de
su reciente viaje por España
para Celebrar una horrible ac-
tuacion en el no menos horrible—
“show" de Iñigo. Y viajamos a
Paris, entre otras cosas, para
intentar un nuevo contacto con“
ella. debido a las Versiones que
corren por nuestro ambiente_
artistico y que dicen que ella
coprotagonizara un espectacu-
lar film en España nada menos
que junto a Bárbara Rey y Ca—
milo Sesto. A decir verdad, ha-
blar con Jane Birkin no es nada _
fácil, sobre todo si se tiene en
cuenta qUe no deja nunca de
trabajar y que, cuando no tiene
que filmar en cualquier lugar
del mundo está grabando una
cancrón junto a su marido, fil-
mando un anuncio publicitario,
preparando un “show” televisi-
vo, cenahdorcon Sylvie Vartan,
o participando de un espec—
táculo de creación colectiva en
el que no le pagan ni un duro.
Pero ella es asi, versátil y eté—
rea.— Y como nosotros también
somos bastante cabezas duras
cuando nos proponemos traer—
nos un articulo a casa, fue que
pudimos, al lin, obtener este re—
portaje.
    
-¿Qué hay de cierto sobre
un film en coproducción con
España en el que te secunda—º
rían Bárbara Rey y Camilo
Sesto?
    
—Nada, y ya es la segunda
vez que me lo preguntan. Yo sé
bien quién es Bárbara Rey, y
me han dicho que Camilo Sesto
es un chico que canta, pero no
tengo ni-la menor idea de lo
que yo podría hacer con ellos…
    
—¿Tienes alguna noticia del
auge del destape en España?
    
—Ya estoy bien enterada. A
lo mejor es precisamente por
eso quela alguien se le ocurrió
llevar adelante un proyecto
como el que tú me decias… Yo
no comprendo cómo tardaron
tanto… Serge dice que la repre—
sión de los problemas sexuales
suele, Con los años, crear pro—-
blemas a generaciones enteras.
Y yo estoy de acuerdo. No es
fácil vivir cuando uno tiene que
reprimir su sexualidad.

—¿Tú la reprimes?

—No, ¿por qué habría de ha—
cerlo? Trabajo en un medio lo
suficientemente “dificil” como
para cuidar muy bien mi vida
privada, pero me parece que es—
toy en condiciones de apreciar
algo tan importante, como el
funcionamiento sexual.

—¿Eres fiel?
    
—Soy la mujer más fiel del
mundo. Y creo quees porque
est0y realmente enamorada de
Serge, tanto como el dia en que
lo conocí. El ha jugado un rol
muy importante en mi vida. No
sólo desde el punto de vista hu—
mano, ya que no sólo él me res—
cató del desorden y del ámbito
de frustración en que yo me
movia-hasta entonces, sino que
me supo dar comprensión, cari—
ño, hijos y un sentido distinto
de la vida y hogar,- que difiere
esencialmente de lo que se pue—
de leer en cualquier libro sobre
las costumbres burguesas.
Además, él fue quien realmente
modeló mi carrera artística.
Aún hoy, no me suelo atrever a
hacer" nada sin su consenti—
miento. Es lo suficientemente
inteligente como para saber
con exactitud lo que me convie—
ne hacer y lo "que debo recha—
zar. Como ves, Serge es un
hombre que sólo merece ser
amado.

—¿No te fatiga el éxito?

—Si, claro. Con el tiempo se
vuelve bastante pesado, pero
ya no te queda más remedio
que tolerarlo asi como es, y no
darle más importancia que la
de fenómeno social. Es engo—
rroso no poder ir al Faubourg
Saint-Honoré a gastar unos
cuantos francos en las casas de
los modistas, pero ya he apren-
dido a enviar a mi secretaria.
Cada dia se me vuelve más in—
soportable eso de que todo el
mundo ande pidiéndome autó—
grafos en cada sitio en que apa—
rezco.
    
—Será para mirarte un rato
más, mientras firmas...
    
—Yo no le echo la culpa a
los que me los piden; sino que a
veces he pensado en cuáles son
mis verdaderas pruebas artisti—
cas, al menos hasta el momen—
to." Yo no me considero una
“vedette” de quinta categoria.
Quien me compare con una
cualquiera como Claudine Bec—
carie, una señorita que se toma
el trabajo de prostituirse en pú»
blico. cométe un error muy
grande. Pero quienes me han
tomado por Jeanne Moreau
también cometen un error;
    
-¿Y cómo tedefinirias?
    
-Como una muchacha que
le gusta a los franceses por su
acento inglés y que tiene un
charme distinto, que puede su—
perar, y esto ya creo haberlo
demostrado perfectamente, to—
das las modas. Yo tengo algo
natural, que no aprendí en nin—
guna escuela y que ninguno de


Publicado en la revista Lib el octubre de 1977

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